La Sociedad Clínica Europea
del Sida (EACS, en sus siglas en inglés) ha recomendado que todas las personas
con el VIH de menos de 26 años se vacunen frente al virus del papiloma humano (VPH). En
el caso de los hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con
hombres (HSH) con el VIH, esta recomendación se hace
extensible hasta los 40 años. Estas directrices fueron presentadas durante
la XVI Conferencia Europea del Sida (EACS 2017), celebrada a finales de
octubre en la ciudad de Milán (Italia).
El VPH es un virus de transmisión
sexual responsable, por ejemplo, de la aparición de verrugas genitales.
Determinadas cepas de este virus están implicadas en la aparición de cáncer
cervical (referido a la cérvix o cuello del útero), de ano u orofaríngeo. El
cáncer anal, cuya frecuencia es baja entre la población general, está
volviéndose más frecuente entre las personas con el VIH (sobre todo entre
los HSH con el VIH).
Un estudio austriaco de cohorte del
VIH, presentado en la misma conferencia, reveló que en el año 2015 el
0,8% de los HSH menores de 50 años habían sido diagnosticados de cáncer anal,
porcentaje que ascendió al 2,6% en el caso de HSH mayores de 50 años.
En la redacción de las
directrices sobre vacunación frente al VPH, la EACS tuvo en cuenta diversas
cuestiones que afectan de forma específica a las personas con el VIH, como por
ejemplo si la vacunación brindaba protección a personas mayores infectadas por
el virus de la inmunodeficiencia humana (que tienen muchas posibilidades de
haberse expuesto ya al VPH), si la vacunación proporcionaba protección a las
personas ya expuestas al VPH o qué programa de vacunaciones debería seguirse y
qué vacuna era preferible.
La vacunación frente al VPH
antes de iniciarse en el sexo constituye una estrategia efectiva para prevenir
el cáncer anal y cervical. Sin embargo, se considera que la efectividad
preventiva decae con rapidez una vez ya se ha empezado la vida sexual. No
obstante, algunos estudios han sugerido que la vacunación de los HSH frente al
VPH podría ofrecer cierto papel preventivo. La vacuna nonavalente frente al VPH
(activa frente a 9 cepas de este virus especialmente implicadas en el
desarrollo de cáncer) podría llegar a proteger a tres cuartas partes de los
hombres con el VIH e infección anal por el VPH. Este efecto protector también
se podría producir en alrededor de un tercio de los hombres con infección por
el papilomavirus en la cavidad oral (véase La Noticia del Día 03-11-2017).
Un equipo de investigadores
belga presentó en la conferencia una revisión de los datos que respaldarían la
estrategia de vacunación frente al VPH de las personas que viven con el VIH.
El cribado de los cánceres
relacionados con el VPH no se realiza de forma exhaustiva y, en el caso del
cáncer anal, la opción de la técnica de cribado sigue siendo materia de debate.
En el caso de los cánceres orofaríngeos provocados por el VPH, todavía no están
claras las directrices sobre dicho cribado.
El estudio ACTG 5298 ha
examinado el efecto protector de la vacunación frente al VPH en adultos con el
VIH. Este estudio concluyó que, en una población predominantemente
masculina con una mediana de 47 años de edad, la vacunación no redujo la
infección persistente por el papilomavirus.
Este hallazgo llevó a la
EACS a recomendar que se ofrezca la vacunación a personas con el VIH que
tuvieran 26 años de edad o menos. La Sociedad Clínica Europea del Sida,
asimismo, ha seguido a la Asociación Británica del VIH en la recomendación de
que todos los HSH con el VIH hasta los 40 años deberían vacunarse
frente al virus del papiloma humano. Las directrices previas -de 2015-
recomendaban que los médicos se ajustasen a las directrices nacionales respecto
a la vacunación frente al VPH.
Aunque la EACS afirma
que la eficacia de la vacuna es cuestionable en el caso de personas que
ya se han visto expuestas al VPH, en la conferencia también se indicó
que seguía siendo plausible que la vacunación pudiera mejorar la
protección frente a la enfermedad asociada al VPH.
El estudio ACTG A5240
evidenció que, en el caso de las mujeres que ya se habían expuesto a algunos de
los subtipos del papilomavirus incluidos en la vacuna cuatrivalente, la
vacunación trajo consigo un aumento sustancial de los niveles de anticuerpos frente
al VPH.
Por otra parte, existen
pruebas de otros estudios con personas sin el VIH (mujeres y HSH) en que la
vacunación tras el tratamiento de lesiones cervicales o anales asociadas al VPH
se relacionó con reducciones en la tasa de recurrencia de las lesiones. Es
posible que dos estudios que ya están en marcha ofrezcan más información
relativa al papel de la vacunación de personas con el VIH en la prevención de
la recurrencia de las lesiones relacionadas con el VPH.
La vacunación genera unas
respuestas de anticuerpos más
potentes en mujeres que viven con el VIH y que ya tenían una carga
viral indetectable de este virus en el momento de la
primera vacunación, probablemente debido a que el control de la viremia permite
que se produzca una restauración inmunitaria.
La EACS recomienda el uso de
la vacuna nonavalente frente al VPH, en caso de que esté disponible. Respecto
al número de inoculaciones necesario, se indicó que, aunque no existen pruebas
que avalen ningún régimen que emplee menos de tres dosis en personas con el
VIH, es cierto que varios estudios con mujeres jóvenes han revelado que una
única inoculación resulta igual de inmunogénica que una tanda de varias.
Si desea seguir más informado,
suscríbase a:
No hay comentarios:
Publicar un comentario