En seguimiento a la situación que vive Venezuela y que afecta
directamente a las personas que viven con VIH, Corresponsales Clave
entrevistó a Feliciano Reyna, presidente de Acción Solidaria, ACSOL, una organización con más de veinte años de trabajo en la respuesta al sida. Parte de su entrevista:
Entre los hechos graves que han afectado a las personas con VIH, ha
estado la falta de reactivos en general: para pruebas de diagnóstico,
para control y seguimiento, tanto en la salud pública como en la
privada.
Cuando hubo las graves fallas de 2013-2014, no hubo manera de
hacer pruebas a quienes debieron interrumpir sus tratamientos, que fue
una gran parte de aquellas 50.000 PVVS, para conocer si habían casos de
resistencia, y cuántos eran.
Fueron muchas las llamadas que recibimos
en nuestro Centro de Información Nacional de Información de VIH/sida en
las que nos informaban sobre interrupciones intermitentes, toma de
tratamientos incompletos para “al menos no pararlo completamente”.
En octubre de 2015, ya no hubo más reactivos para pruebas de carga
viral y CD4 en la salud pública; la interrupción duró hasta mayo de
2016, es decir 8 meses, cuando llegaron reactivos para 30.000 pruebas de
cada tipo. Esto dejará nuevamente a la mayoría sin poder conocer
cuáles podrían haber sido las consecuencias de la interrupción de sus
tratamientos.
Si bien en laboratorios privados todavía ha sido posible hacerse
pruebas de carga viral y de CD4, así como de detección (aunque ya para
los meses de febrero y marzo tampoco se conseguían en todos), su costo
es demasiado elevado para una persona incluso de medianos recursos, pues
la inflación -oficialmente 180,9% en 2015; más de 240% según estudios
independientes- ha afectado de tal manera el ingreso de las personas,
que actualmente este es destinado casi en su totalidad a alimentación y
transporte. El salario mínimo en 2016 es de Bs. 33.000; una prueba de
CD4 cuesta Bs. 2.500 y una de carga viral, Bs. 12.000.
Fuente: www.corresponsalesclave.org
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