Desde hace unos años, Venezuela atraviesa una profunda crisis económica y
política que afecta a la respuesta al VIH y en particular a las
personas que viven con el virus. En este editorial trataremos de
reflexionar sobre como afecta muchos más la crisis en el sector salud
que la falta de un antirretroviral. Y la pregunta dolorosa ¿qué estamos
haciendo nosotros para ayudar?
La vida de más de 61,000 personas con VIH (PVVS) esta en riesgo desde
hace meses en Venezuela, como producto –principalmente- de la crisis
política y económica que atraviesa el país. En estas situaciones
críticas uno piensa que lo primero que falta son los antirretrovirales
(ARV); sin embargo, aun cuando es cierto que ha habido casos de
desabasto reiterados, desde hace tiempo, lo que más pone las vidas en
riesgo es la profunda crisis en el sector salud.
El gobierno venezolano, como otros, ha decidido evitar, por ahora,
grandes desabastecimientos de ARV, porque esto afecta a los usuarios más
“ruidosos” del sector salud, los primeros que saldrán a las calles y
los primeros que realizarán denuncias internacionales, incluyendo
mecanismos supranacionales de derechos humanos.
Sin embargo, en
Venezuela faltan 150 medicamentos esenciales de la lista nacional, y
cuando se consiguen en el mercado privado, su precio es inaccesible.
Pero la instrucción política es clara, con los medicamentos para el sida
no se juega.
Desabastecimientos seguirán sucediendo, pues, por ejemplo,
las partidas completas de ARV se han demorado en llegar a centros de
salud en el interior del país porque el camión que los transportaba se
rompió y no había repuestos (en el país) para repararlo. Parece que el
problema no siempre es la existencia del medicamento sino el acceso a
él.
Fuente: www.corresponsalesclave.org
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